Portada > Informaciones de la Embajada
Palabras del Embajador Wei Qiang en la Recepción Ofrecida con Ocasión del 70 Aniversario de la Fundación de la República Popular China
Hotel Intercontinental Miramar, 19 de Sept., 2019
2019-09-22 21:40

      S. E. Sr. Canciller;

      Distinguidas autoridades del Estado Panameño;

      Líderes gremiales, empresariales, académico-docentes y otros sectores sociales panameños;

      Invitadas e invitados especiales;

      Queridos paisanos y ejecutivos corporativos chinos residentes en Panamá,

      Amigas y amigos de los medios de comunicación,

      Damas y caballeros, amigas y amigos todos:

      De corazón muchas gracias a todas y a todos por acompañarnos esta noche para celebrar el 70 aniversario de la fundación de la República Popular China.

      Hace 70 años, el Presidente Mao Zedong, líder de la Revolución China y gran hombre del siglo XX, izó personalmente, desde lo alto de la llamada Puerta de Paz Celestial, a la entrada del antiguo Palacio Imperial, alias Ciudad Prohibida, en pleno centro de la ciudad china de Beijing, la primera bandera nacional de la Nueva China, proclamando al mundo fundada la República Popular China y puesto de pie, desde entonces, el pueblo chino.

      Momento que puso fin, después de una prolongada y extremadamente ardua lucha del pueblo chino, a una centuria cargada de atropellos y agresiones brutales contra la soberanía china y de privaciones aberrantes infligidas al pueblo chino y que, a la vez, marcó el comienzo de una nueva larga marcha, ahora hacia el resurgimiento de una nación liberada de yugos imperialistas y coloniales y emancipada de opresiones.

      Una marcha que, si bien no exenta, como todo proceso de hacer país, de altibajos, giros, vueltas y reveses, tras dificultosas y perseverantes exploraciones y búsquedas, ha permitido al país dar con y embarcarse en el camino correcto de construir lo que se ha dado en llamar el socialismo con peculiaridades chinas.

      Cerrando filas en torno a este claro y resuelto proyecto nacional, el pueblo chino ha creado con determinación y trabajo duro, a lo largo de dicho camino, particularmente a lo largo de las últimas 4 décadas de reforma y apertura, un sorprendente milagro de desarrollo nacional, traducido en un poder nacional integral, un estándar de vida para la gente común y corriente y un posicionamiento internacional nunca antes sospechados.

      El éxito chino no puede separarse del mundo. Cuanto más se desarrolla China, más necesita abrazar al mundo, en un sano abrazo de entre buenos socios de mutuas oportunidades y ganancias.

      Y lo quiere hacer abriéndose más de par en par al exterior, propugnando con toda firmeza políticas aperturistas, librecambistas y pro-globalización y tratando de aportar a la mejora de la gobernanza global ofreciendo más bienes públicos globales estilo chino, tales como la Iniciativa Franja y Ruta, propuesta por el Presidente Xi Jinping y cuyas palabras clave son conectar y compartir, todo por vía de una cooperación ganar y ganar, en pie de igualdad y de respeto, entre todas las naciones de este planeta, con miras a construir una comunidad de destino de la humanidad.

      Es con este espíritu y afán por la gran conexión, tanto económico-comercial como humano-cultural, a nivel global, como China y Panamá, a base de un claro y resuelto compromiso con el principio de una sola China y partiendo de los intereses nacionales fundamentales y a largo plazo de ambas partes, lograron, hace poco más de dos años, establecer unas relaciones diplomáticas totalmente transparentes, justas y acordes con la tendencia general del devenir histórico de nuestros tiempos, razón por la cual esta decisión ha sido objeto de un amplio y entusiasta respaldo social tanto en China como en Panamá.

      De entonces a ahora, a través de la formación e implementación de una agenda robusta, amplia y mutuamente provechosa, entre los dos países se ha venido desenvolviendo una fructífera cooperación, siempre en pro de un desarrollo compartido y de beneficios reales para nuestros ciudadanos.

      Damas y caballeros:

      Al hablar de las relaciones chino-panameñas, estamos hablando de una política y agenda de Estado, de largo aliento y de amplio consenso al interior de cada uno de los dos países, dos países bien diferentes en muchas cosas, en el sistema político y económico, en la forma cómo cada uno organiza su vida social, en tradiciones culturales…aunque en esto último uno no puede sino quedar dudando a cada rato si de verdad somos tan diferentes, por ejemplo, cada vez que me siento a una mesa de dim-sum con amigos panameños y resulta que son ellos y no yo quienes terminan decidiendo qué platos escoger y enseñándome cómo se llaman, con relleno de qué, etc..

      Me acuerdo en este instante del entrañable detalle de la especial mención de platos chinos como parte integrante del cóctel que S. E. el Sr. Canciller Alejandro Ferrer tuvo la gentileza de ofrecer al Cuerpo Diplomático en el Palacio Bolívar siguiendo a nuestro primer saludo protocolar a las máximas autoridades de la Cancillería panameña poco después de la toma de posesión del nuevo Gobierno, un gesto conmovedor de afectuoso reconocimiento de la notable presencia china, de vieja data, en esta bella y noble pluralidad cultural-étnica que es la sociedad panameña.

      Diferentes como seremos, del hecho contundente de que China y Panamá tienen mucho en común no se puede negar. Además del detalle de platos chinos en el Palacio Bolívar, S. E. el Sr. Canciller me enseñó el otro día que el primero de octubre, Día Nacional de la República Popular China, constituye también una fecha conmemorativa panameña de imponderable trascendencia: la efeméride de la entrada en vigor de los Nuevos Tratados Torrijos-Carter, lo que me recordó la declaración emitida por el mismo Presidente Mao Zedong el 12 de enero de 1964 en solidaridad con el esfuerzo panameño por recuperar la soberanía y la independencia nacionales plenas, así como los millones de personas movilizadas en plazas públicas chinas en manifestaciones de apoyo a la lucha panameña por aquellas fechas, el hoy Presidente chino Xi Jinping, entonces apenas un quinceañero, siendo uno de aquellos millones, haciendo eco de los clamores de millones y millones de panameños por el ideal común de la independencia, la soberanía y la dignidad nacionales.

      Otro ideal común que claramente prevalece sobre nuestras diferencias, acercándonos e identificándonos, es el de la unión, la conexión, la apertura y la comunicación entre los pueblos del orbe, sean del norte, sur, este u oeste, convencidas ambas naciones de que en el mundo de hoy, los intereses nacionales de los diferentes países están estrechamente vinculados e interdependientes entre sí y ningún país podrá asir las oportunidades, superar los desafíos y perseguir las metas del desarrollo con éxito a menos que aliándose con otros países en una asociación de buena voluntad, buena fe, respeto y confianza mutuos y beneficio recíproco, en aras del desarrollo compartido.

      Para ello, China está dispuesta a realizar cuantos esfuerzos mancomunados hagan falta con Panamá a fin de hacer realidad lo que dice el Presidente Xi Jinping: “¡Unidos iremos lejos!” O lo que dice el Presidente Laurentino Cortizo Cohen: “¡Unidos lo hacemos!”

      Gracias.

Para sus Amigos :   
Imprimir